SI …
Quieres dejar de estar en guerra con la comida.
Deseas cuidar tu salud sin
renunciar a los pequeños placeres de la vida.
No comes: gluten, lácteos, azúcar
refinada, refinados y procesados.
Te entristece quedar fuera de los momentos especiales,
en casa, en el cole, o con los amigos.
MI HISTORIA ES TU HISTORIA.
Hace media vida, mi mala salud llevó a un Doctor a eliminar algunas cosas de mi dieta.
Mi salud mejoró enseguida; mi vida perdió alegría.
Si amas la comida, y la mesa compartida es tu felicidad cotidiana, no poder comer es una faena.
Cuidar la salud. Mantener la línea. Disfrutar los pequeños placeres de la vida.
¿Hay que elegir?
La realidad me decía que sí; mi interior gritaba que NO.
Me dije a mi misma: Manuela, eres mujer. No te arrugues.
Las mujeres solemos encargarnos de la alimentación de la familia, y nos preocupa.
Nuestras vidas son un campo de batalla entre la indulgencia y la restricción, por eso de la línea.
Ahora súmale intolerancias alimentarias.
Con este panorama, o te arremangas y cambias la oferta, o la vida pierde color.
Y a mi me gusta el color.
Tenía un desafío: comer sin gluten, sin lácteos, sin refinados…
Un deseo: crear productos para los que lo QUEREMOS TODO.
Y tres templos: los mercados, la cocina y los libros.
¿Cuidar la línea? Sí. ¿La salud? También.
¿Disfrutar de la vida? CADA DÍA.
Milola nació.